Stephen Hawking, que además de ser científico debe ser un cachondo mental, se propuso en 2009 demostrar si el viaje en el tiempo podía ser posible o no. Para ello organizó una fiesta para viajeros temporales, que tuvo lugar el día 28 de junio de ese año. Pero, para que la prueba fuera efectiva, no anunció la organización de la fiesta hasta que esta hubo concluido.
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