En este sentido, la acción de un pequeño pueblo de Huelva, El Campillo, ha llamado la atención de peatones y, sobre todo, de los conductores. Para llevarla a cabo, simplemente han requerido de pintura y brocha, además del talento de dos artistas locales. Pero por simple que parezca, ha conseguido cosechar tanto alabanzas como críticas. Y, sobre todo, su objetivo principal: la disminución de la velocidad de los coches que transitan por esa calle.
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