A diferencia de los mosquitos, una garrapata escava la piel usando dos juegos de ganchos. Cada juego parece una mano con tres dedos enganchados. Los ganchos se clavan y se retuercen en la piel. Luego se doblan al unísono para realizar aproximadamente media docena de brazadas que arrancan la piel para que la garrapata pueda empujar una parte larga y rechoncha llamada el hipóstomo. "Es casi como nadar en la piel", dice Dania Richter, bióloga de la Technische Universität en Braunschweig, Alemania.
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