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Jón Gnarr, el comediante que quiso ser político, termina su mandato como alcalde de Reykjavik y deja a su paso un legado muy interesante para todos aquellos interesados por la política más allá de los partidos. Lo mejor de todo, es que más allá de la broma, el Best Party ha sabido darle la vuelta a una situación muy adversa y serios problemas presupuestarios. Ellos han construido varias docenas de kilómetros de carril bici, desarrollado un plan urbanístico muy serio, renovado la organización escolar y hecho crecer el turismo en la ciudad...
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