Le tocó la lotería cinco veces sólo en 2011 -localizó los décimos premiados en una peluquería de Zaragoza-. Montó un enorme circuito de motocicletas, el Templo del Motor, en Málaga, exclusivamente como una máquina de blanquear dinero. Y un desguace. Y una empresa de rótulos. Y otra de luminosos. Y desvió fondos a la isla de Man
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