El hijo de Werner Herzog analiza en un libro el impacto que tuvieron en la población los chistes sobre Hitler. Cuando el humorista alemán Werner Fink descubrió a dos agentes de la Gestapo anotando todo lo que decía en su show, les preguntó: "¿Hablo demasiado rápido? ¿Pueden seguirme o, en realidad, quieren que les siga yo a ustedes?". Esta y otras broma le costaron el cierre del cabaret por parte de Goebbles y su ingreso en un campo de concentración.
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