Un equipo internacional, con participación española, ha secuenciado el genoma de una muestra de trigo egipcio de 3.000 años de antigüedad. El análisis de ADN de este cereal antiguo demuestra que los humanos ya lo habían sometido a un proceso de domesticación en el año 1.000 a.C. Según los científicos, el trabajo sirve para encontrar variantes genéticas que puedan adaptarse mejor al cambio climático.
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