"La gente me pregunta si estoy loco o no… No me volví psicótico, pero si pasas 23 horas al día en una celda de 2 por 3 metros, da igual el aspecto que tengas por fuera, no estarás cuerdo". En 1973, Robert King entró en una celda de aislamiento de la penitenciaría Angola, en Louisiana (EEUU). No volvería a salir hasta 2001, casi tres décadas después. El pasado 4 de noviembre ofreció su testimonio en una ponencia de la Sociedad Americana de Neurología. Investigadores mostraron sus resultados sobre el impacto del aislamiento en el cerebro.
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