Aquellos trabajadores que no cumplían con su cuota en las plantaciones de caucho del congo belga eran castigados de una forma atroz. No importaba si era un niño o una mujer, el castigo aplicaba para todos. Estas tremendas jornadas de trabajo las exigía el monarca Leopoldo II para mejorar la productividad. El rey Leopoldo II ejecutó uno de los mayores crímenes de la historia contemporánea, un genocidio que se cobro la vida de entre 5 y 10 millones de personas. Mas información en
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