Corre el año 1855. La población de Barcelona está a punto de alcanzar los 200.000 habitantes, todos hacinados en los dos kilómetros cuadrados de las murallas medievales de la ciudad. Hacinamiento, enfermedades galopantes, delincuencia, falta de saneamiento: la ciudad se ha convertido en un lugar sucio y peligroso, pero entonces ocurrió algo especial. Así es como se construye una ciudad hermosa...
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