Nunca fui muy de putas. Y sigo sin serlo. Eso no es obstáculo para que en otros tiempos azarosos las tratara bastante. Las putas y su ambiente era un territorio por el que te movías a menudo con los compañeros, entre otras cosas porque tras una dura jornada laboral en Yamena, Managua, Beirut o Sarajevo, con los malos -a ese nivel nunca había buenos- pegándote cebollazos, al llegar la noche había pocas posibilidades de que la marquesa Casati te invitara a tomar el té en su residencia del lago de Como.
|
etiquetas: arturo pérez-reverte , prostitución , españa