Un artista austríaco se crucificó hoy de forma simbólica en la catedral vienesa de San Esteban para recordar a las víctimas de los abusos sexuales y los maltratos perpetrados por religiosos católicos. Emmerich Weissenberger se colgó, a 20 metros de altura, de la fachada en obras del templo gótico situado en el centro de la ciudad, para escenificar su repulsa a la oleada de casos de abusos que han salido a la luz en Austria.
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