En 2016, el pequeño pueblo de Romangordo, cerca de Cáceres en Extremadura, España, decidió arreglar algunas de las fachadas dañadas de sus edificios. En lugar de blanquear las paredes, decidieron ser un poco más creativos. Utilizando una técnica llamada trampantojo, los artistas han cubierto las paredes con pinturas que, a primera vista, parecen reales.
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