Hay padres que son muy graciosos e inconscientes. No saben que por poner a su hijo un nombre sonoro, impactante y divertido pueden hacer que el pobre chaval sea un infeliz toda su vida. Decidme si no comprendéis por qué un tipo como el de la foto, que se llama “Donald Duck”, se iba a dar a la bebida y a las drogas. Imaginad la risa en las clases, la incredulidad en las oficinas de empleo, el cachondeo en el servicio de correos…
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