Salah Abu Awad cuenta que le atormentan los recuerdos de la noche en la que unos colonos israelíes lo despertaron cuando irrumpieron en su casa y lo amenazaron a punta de pistola. Fue uno de los muchos ataques que obligaron a este pastor de 28 años y a su familia a desmantelar sus casas y abandonar sus tierras en la aldea de Widada, en las colinas del sur de Hebrón, en la Cisjordania ocupada.
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