La Armada Española afronta unos años críticos para el mantenimiento de sus capacidades. A la espera de incorporar las fragatas F-110 y los submarino S-80 -proyectos de renovación más ambiciosos-, el cuerpo militar se encuentra bajo mínimos: desde la última crisis económica ha dado de baja 27 buques de diversa envergadura y sólo ha incorporado nueve. Y parte de la flota, pendiente de programas urgentes de mantenimiento y reestructuración, se encuentra al borde de la obsolescencia. Problemas por mar, pero también por tierra y aire, teniendo en cuenta que estas carencias se reproducen en sus aviones, helicópteros y vehículos. Todo ello en un momento en el que otras potencias lanzan sus desafíos en el espacio marítimo, con el Mediterráneo como uno de los principales escenarios en disputa.
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