El afamado cocinero vasco viajó ex profeso hasta el Clínico para pasar la tarde con un chaval que no se pierde ni uno solo de sus programas y montó una gran fiesta a la que se sumaron otros pequeños y sus familiares. Él mismo compró los productos en la Plaza de Abastos de Santiago y se negó a que le pagasen los gastos de desplazamiento. Sólo puso una condición: que no hubiese medios de comunicación presentes.
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