La semana pasada ha sido pródiga en noticias de extraordinaria relevancia para conocer el estado de la cuestión, a saber: cuál es el punto de la crisis en el que nos encontramos y, sobre todo, son susceptibles de repetirse en el futuro aquellos desequilibrios globales que, en parte, condujeron a la actual coyuntura Al calor de los datos y acontecimientos, la respuesta a ambas cuestiones es deprimente. ¿Por qué? Déjenme aterrizar en los hechos concretos:
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