Una vez vencida la vergüenza de ser un vago, lo cierto es que hacerse el remolón y levantarse tarde no tiene más consecuencias que el oprobio de la sociedad y la pérdida de trabajo. Como ya no tenemos trabajo, sólo queda la deshonra. O quedaba, hasta que una app (dos, realmente) hacen que levantarse más tarde de lo programado salga, literalmente, caro.
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