Son las 9 de la mañana del 7 de agosto de 2014. Eva, una enfermera del hospital Carlos III de Madrid termina su turno de noche y se dirige con paso cansado al parking donde ha dejado su coche. En el camino se encuentra con su compañera de turno, Carmen, que como ya le contó durante la jornada, no está pasando por una buena racha. Un cruce de palabras amables, una palmadita en la espalda y una invitación a tomar café en un bar cercano donde el dueño con cara de sueño se despereza al dar los buenos días.
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