Siempre ha sido el empollón de la clase. O el más listo, como diría su madre. Ni café ni Red Bull. Su mérito se lo ha ganado a base de Cola Cao. Imbatible en cirugía, neurobiología, bioética, geriatría o cualquier asignatura que se le presentaba, Eduardo Franco ni se ha parado a contar las matrículas de honor que ha recogido durante su carrera de Medicina. Con 25 años, nunca ha suspendido un examen ni se ha sacado una chuleta.
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