Me he quedado con los ojos como platos. Sí, una vez más, la realidad supera a la ficción. La autora de esta patente proponía, a través de su máquina, crear en el interrogado "un calculado estado de ánimo para conseguir, si es culpable, una confesión." ¿Y cómo pretendía crear en el sospechoso ese “calculado estado de ánimo”? (...)
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