Una de las estupideces en materia de salud más peligrosas de los últimos años es la negativa de muchos irresponsables a vacunar a sus hijos. Disfrazados de grupos de “información” o incluso de “defensores de la libertad”, un buen número de cafres (y que me perdonen los cafres) están logrando que enfermedades que hacía tiempo estaban prácticamente erradicadas hayan vuelto, y cada vez con más fuerza.
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