La solidaridad de la sabana se demostró ayer en toda su extensión a muchos kilómetros de África, en el Bioparc de Valencia. Una cebra murió de manera fulminante y un antílope, que suele compartir comida y miedos en su hábitat natural, trató de levantarla sin éxito metiendo su fuerte cornamenta por debajo del cuerpo. Tan triste espectáculo pudieron verlo algunos visitantes que no creían lo que estaba pasando.
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