"La formación, era el resultado de una caída de aguas termales en la colina. El manantial con grandes cantidades de calcio, por acumulación a lo largo de cientos de años, terminó formando las piscinas escalonadas con su característico color rosa y blanco. Hasta el año 1886, cuando se produjo la erupción del Monte Tarawera, las terrazas fueron la principal atracción turística de Nueva Zelanda, consideradas además como la “octava” maravilla natural del mundo."
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