El uso de un nuevo anticuerpo monoclonal como terapia de mantenimiento puede abrir una nueva vía en el tratamiento de los linfomas foliculares ya que es capaz de duplicar el tiempo que los pacientes con esta patología viven libres de enfermedad y sin ninguna recaída. De este modo, el 82% de los pacientes que recibió una dosis de rituximab cada dos meses durante dos años se mantenía sin recaídas, frente al 66% de un grupo control al que no se le administró esta terapia de mantenimiento.
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