El 29 de enero de 1963, el albañil Timoteo Buendía Gómez se tomó unas copas de más en un bar de Madrid. Entonces vio en una pantalla de televisión una imagen de Francisco Franco y, ante el resto de clientes del local, gritó en repetidas ocasiones: "¡Me cago en Franco!". Fue condenado a un año de prisión. Su crimen: "Injurias graves contra el Jefe de Estado". Ésta fue la primera condena del Tribunal de Orden Público (TOP), una instancia judicial creada por el régimen franquista en 1963 con el objetivo de castigar malas conductas.
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