Hace ahora justo un año, Nokia anunció, que había llegado a un acuerdo con Microsoft en el que se establecía que sus futuros smartphones funcionarían bajo Windows Phone. La decisión levantó ampollas entre quienes consideraban que la renuncia a Symbian y MeeGo le haría perder identidad de marca y provocaría que se situase en una posición de dependencia de MS. Tampoco sentó bien que esto lo decidiera el que seguía siendo el 8º mayor accionista individual de Microsoft.
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