A sus 79 años y con una enfermedad mental degenerativa entró en el banco y firmó un contrato de compra venta de participaciones preferentes. Acudió a la sucursal bancaria de Caja Cantabria con su cuidadora, dado que la anciana necesitaba asistencia las 24 horas del día. Fue en 2009 y tras varios intentos hoy todavía no ha conseguido recuperar su dinero.
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