Los magacines matinales que antes comparaban medias de espectadores, hace algún tiempo que han dejado de cuantificarlas públicamente para centrar su propaganda en los porcentajes de cuota de pantalla. Y saben muy bien por qué lo hacen. Un 20% de El Programa de Ana Rosa puede seguir siendo un 20% sobre cualquier cantidad, pero una media de 570.000 espectadores en 2015 no se parece mucho a una media de 1.100.000 en 2005. Estos programas de telepredicadores se están hundiendo y sus productoras lo entienden mejor que nadie.
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