Pase que la ministra no viese en el garaje el nuevo coche Jaguar regalado a su marido. Vale que tampoco supiese quién organizaba las fiestas de cumpleaños o la comunión de sus hijos. Supongamos, y ya es mucho suponer, que tampoco fuese muy consciente de quién pagaba los vuelos, los trenes, los aviones, los alquileres de coches y los hoteles de sus muchos viajes en clase Gürtel. Pero, ¿de verdad hay que creer que Ana Mato se fue a Eurodisney a solas con su hija, con los gastos pagados por la tarjeta de Francisco Correa, sin que ella se enterase
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