La perra sufrió un parto complicado y el veterinario tuvo que ejecutar una delicada operación. Unos días después, el propietario del animal regresó enfurecido a la clínica porque algunas heridas no suturaban bien. Le amenazó con matarle a él y a su familia, le zarandeó y le dio un manotazo. “Intenté zafarme, incluso corrí para refugiarme en una farmacia”, relata al otro lado del teléfono. Acudió a los tribunales, que le dieron la razón y condenaron al hombre a una multa. Era la segunda agresión que sufría, la primera ocurrió en 2010 y requirió
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