Esta película es "una celebración del diálogo", explicó el director español, quien aseguró que el filme, cuya producción ha costado 50 millones de euros y que le trae por primera vez a este festival, pretende demostrar que "no hay que matar por nuestras ideas personales". Agora, un péplum situado en la Alejandría dominada por las tensiones entre cristianos y judíos durante la decadencia del control del Imperio romano, plantea en largometraje (141 minutos) el conflicto entre la razón y la intolerancia.
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