En mi caso, mi abuelo, sencillamente, cogió una cabra que tenía en el corral. Ésta "me aceptó" y me crió. Estuve mamando de esa cabra alrededor de cuatro meses, tres veces al día, y me crié "tan bien". "Por lo que me han contado, la cabra "protestaba" alguna vez porque mamaba mucho".
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