¿Quién no ha pasado muchas horas disfrutando del placer de crear (o destruir) una ciudad gracias al simulador Sim City, en cualquiera de sus versiones? Yo he sido uno de ellos, y después de leer un comentarios, me entraron ganas de ver por qué versión iba el juego, dispuesto a “adquirirlo” para volver a sentir aquella sensación de poder que deben se sentir los arquitectos que proyectan ciudades enteras en medio de la nada (si, como N. Foster y su Masdar). Lamentablemente el juego no ha seguido evolucionando...
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