Ocurre que la culpa de que un tipo que cumplió su condena y está en la calle delinca de nuevo no es del Tribunal de Estrasburgo. Ni de la doctrina Parot. Resulta fácil decir que aquellos jueces insensibles y extranjeros dejaron en libertad a un montón de tipos despreciables pero ocurre que el problema era anterior a ese tribunal. Lo que Estrasburgo estableció, dicho en pocas palabras, es que en España habíamos recurrido a una treta para mantener en prisión a delincuentes que ya habían cumplido su pena.
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