Vivir durante 101 días entre terroristas y bandidos con toda seguridad es un trago. Si además es en el desierto, mucho más. Y saber que tu vida está en manos de miembros de Al Qaeda con un presunto nulo respeto por la vida ajena, sin duda alguna proporciona una buena dosis de terror, con la que ha tenido que convivir Alicia Gámez durante los más de tres meses de cautiverio entre las dunas del desierto maliense.
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