Y es que, visto el perfil de los potenciales compradores que se están barajando, los Abelló, March y compañía, el aroma a pelotazo basado en valoraciones ajustadas a la baja, permanencia el tiempo estrictamente necesario y venta en bloque a futuro a uno de los grandes internacionales que se contente con una tasa de rentabilidad más ajustada es embriagadoramente hediondo.
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