Alemania está racionando el agua caliente, atenuando el alumbrado público y cerrando las piscinas para hacer frente a una crisis energética que empieza a extenderse desde la industria a las oficinas, los centros de ocio y los hogares, informa Financial Times. El enorme aumento de los precios del gas, provocado por la decisión de Rusia de reducir drásticamente el suministro a Alemania el mes pasado, ha sumido a la mayor economía de Europa en su peor crisis energética desde la crisis de los precios del petróleo de 1973.
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