Están ahí. A su alrededor. En su oficina, en su grupo de amigos, incluso en su familia. Difíciles de identificar al inicio, se ganan nuestra confianza con gran argucia y, una vez en relación directa con nosotros, empiezan a soltar gradualmente sus dosis de odio, celos, envidias, arrogancia, chantaje emocional... Son hombres y mujeres que parecen normales, pero que pueden arruinarnos la vida. La psicóloga estadounidense Lillian Glass los define como «gente tóxica»...
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