Y es que no sólo experimentan este proceso San Valentín, Zas, A Baña e Baiñas, en A Coruña; Campo Lameiro y Campelo, en Pontevedra; o las ourensanas localizaciones de San Xoán de Río, Padrenda y Quintela de Leirado. Está ocurriendo con oficinas de las cada vez menos marcas financieras existentes en España y que operan en Galicia. Bankia dice adiós integrada en Caixabank o el Santander devoró al Popular. Con cada movimiento, nuevo ajuste. De hecho, la Xunta tuvo que maniobrar y movilizar ayudas de 2,8 millones de euros para que se mantengan
|
etiquetas: oficinas , banca , ajuste , galicia