Ya es un clamor popular que los estudiantes, por primera vez en sus vidas, llegan ilusionados a las aulas. Este redactor, en todos sus años de vida, no ha visto a un solo alumno de instituto apoyar a un profesor en alguna circunstancia o situación adversa, más bien lo contrario. Sin embargo, gracias a la agilidad mental de Aguirre, se ha conseguido lo impensable: que los alumnos se unan a sus profesores. Antaño, rivales naturales; hoy, leales camaradas. Doña Esperanza, una vez más, salva la situación.
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