La puerta de su casa siempre está abierta. Y no sólo como muestra de hospitalidad, sino como una de sus precauciones habituales desde hace meses. Vivir sin agua ha trastocado su rutina. “Todas las noches bajo a desenganchar y por las mañanas lo vuelvo a poner". Me vigilan desde la compañía y tengo que estar atenta por si vienen los técnicos. "No voy a dejar a mis hijos sin agua”. Pilar Rodríguez lleva desde marzo sin poder hacer frente al pago de las facturas del agua. Pero ha decidido no vivir sin el vital líquido.
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