Aprovechando la genial idea de la curia madrileña de absolver a toda mujer que haya cometido el pecadísimo de abortar confesándose durante esta semana en la jornada papal de Madrid, las clínicas abortistas deberían haber hecho una publicidad específica dedicada a las católicas, que ahora podrían aprovechar, realizar una interrupción voluntaria del embarazo, confesarse y... volver a estar felices en el seno de la madre iglesia.
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