Un estudio por ejemplo, demostró que los individuos con niveles más bajos de depresión eran los cristianos más creyentes y los ateos convencidos. En cambio, las personas cuyas creencias eran más moderadas tendían a ser más depresivas. Para Hwang, “no importa en lo que crea una persona, lo que importa en realidad es la consistencia y la cohesión de su cosmovisión”.
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