Nos dirigimos a las afueras de la ciudad, recorriendo las circunvoluciones que el laberinto viario proponía, con el humilde objetivo de ver resumido y reinterpretado lo mundano de nuestro mundo, la vitalidad de nuestras vidas. Sobre todo en estos tiempos de “imprecación, denuesto y grito”. Eso, ¡una feria!, para contarla según nos fuera. Nada más entrar, vimos un cajero calcinado con una mujer ardiendo dentro. Gritaba: “Mirad lo que habéis hecho, me lo habéis quitado todo”. Galería Tierra Quemada. Castellón.
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