Un vuelo semanal entre Perú y Ciudad Real con un DC-8 cargado con entre dos y tres toneladas de cocaína. Era el sueño de Lauro, uno de los principales detenidos en la ‘operación Edén’. Para hacer su sueño realidad, el grupo mafioso que controlaba la noche madrileña contó con un empresario inmobiliario y un directivo de Caja Castilla La Mancha con influencia política. Sus tentáculos llegaron hasta el Gobierno de la Comunidad.
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