Las turbinas de viento producen el 4% de la energía del planeta, pero sólo funcionan bien cuando el viento sopla de la manera adecuada. Ahora, al inspirarse en las alas flexibles de los insectos, los científicos han encontrado una manera de hacer que las palas de las turbinas eólicas sean un 35% más eficientes en la producción de energía.
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