Copio y pego: Andan a la greña el Gobierno central y los autonómicos para dilucidar cuál de ellos ofrece más ayudas a la compra de un coche, ya que no de un piso: los dos fetiches sobre los que se sustentó la reciente prosperidad de España. Nada más lógico. Éste es, a pesar de las apariencias, un país ultraconservador en el que la máxima ilusión de los chavales reside —o residía hasta ahora— en venderle su vida al banco para adquirir con la ayuda de los papás un apartamento sobrevalorado y el imprescindible BMW.
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