"Nunca vendería mi piso por menos de lo que me costó". Hasta ahora, esta frase era para muchos un dogma incuestionable. Sin embargo, la erosión del mercado inmobiliario ha provocado que ese límite tampoco sea inquebrantable. El que realmente necesita vender su casa se olvida también de ese precio y el que tiene realmente en cuenta es de la hipoteca que le queda pendiente con el banco porque ese es el límite entre olvidarse de la hipoteca o seguir con ella a cuestas.
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